Día de muertos
Supe de su muerte hace unos días. Como otros de mi familia, murió por la fatal costumbre de andar ebrio y a caballo. Mi abuela me lo contó riéndose con sus dientes molenques: —le cayó bien que solo tuviera 20 años, se veía tan sano, tan alegre, tan apuesto en su ataúd. Sí, tuvo suerte. Si vieras cuanta gente vino a su velorio. Personas que ni conocíamos de Trojes, Potrerillos, Cedros y de otros lados; lo querían mucho, le llenaron de coronas su tumba, tenía muchas amistades. —Y mi tía Toña, abue? —Mmm, pos la pobre de Toña estuvo lejitos. Ella ni se arrimó. Tenía la vista perdida, anduvo caminando entre el gentío que hizo día de campo de ese entierro. Como nunca sale a la calle, pocos sabían que era la madre del difunto. ¿Y que vas que hizo Vicente, el más grande de sus hermanos?, Ya en su sepultura y con la música de tambora a un lado, compró una botella de tequila y se la puso dentro del cajón. Que pa´que se acordara de sus buenos ratos. ¡¡¡Hay que muchachos!!!
2 Comments:
hola saludos:
pues no es presisamente una calaverita pero se agradece, niño creo que estas facinado con la muerte y me haces pensar como sera tal vez mi funeral, que espero que sea dentro de mucho tiempo, muy bueno como siempre.=)
Si, de calaverita no tiene nada edá. La muerte es parte de la cultura del ser humano, y sin querer respondo a esa fascinación. Gracias por el comentario, y aqui seguimos.
Saludos!!!
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