El leprosario

SI LUCHAS PUEDES PERDER.... PERO SI NO LUCHAS YA PERDISTE !!!!

octubre 25, 2006

En el umbral

Se abandonó al efecto del vino como otras veces. La noche se hizo más fresca, y el brillo de la luna adquirió el toque especial que sólo los borrachos o los enamorados pueden detectar. Derrepente se sintió bien. Ya no le pesaba el ser desempleado, sus apuros económicos, ni los golpes de la vida. Todo se volvió claro de nuevo. Se paró de nuevo en el umbral de esa puerta que sabía que siempre estaría abierta, esta vez si la cruzaría. Cuando se sintió adormilado por el alcohol, caminó por los baldíos que lo separaban de su humilde vivienda, entre llantas abandonadas, basura y montones de escombro. Avanzó vacilante siguiendo la vereda, la misma por donde había sacado a enterrar a su esposa hacía más de cinco años; siempre recordaba lo mismo al pasar ese sendero. Hacía mucho que no sentía ni nostalgia ni alegría al recordar los tiempos idos. Ese día sin embargo, tal vez por el efecto del vino, le llegó de golpe el cariño acumulado de tanto tiempo, la necesidad de una caricia en su rostro, el sentir el aliento cálido y familiar que creyó haber dejado atrás. Bah, se dijo, hablando consigo mismo. Era como si quisiera espantar con su actitud lo que anudado llevaba siempre. Los recuerdos lejos de ser hermosos, en realidad le hacían daño. Al entrar, se recargó a la pared para no caer y se fue sentando extendiendo las piernas. El polvo del adobe poroso se adhirió a su cuerpo, en ese instante nada importaba nada ya. Cerró los ojos. Enfrente de él, como hacía mas de cinco años, yacía el cuerpo cálido y vibrante de quien en vida le endulzara sus días. La mató simplemente por una tontería, nadie lo supo, nunca vivieron a buscarlo, él tampoco se entregó. Mirando estúpidamente el fondo de su vaso de mezcal, ahora sabía que su celda él la había elegido, de ella no podía escapar, ni por el umbral de esa puerta que sabía que siempre estaría abierta.