El leprosario

SI LUCHAS PUEDES PERDER.... PERO SI NO LUCHAS YA PERDISTE !!!!

octubre 19, 2005

Olvido

Poco a poco, iré olvidando. Primero serán los detalles casi imperceptibles para cualquiera: la forma como te atabas los zapatos, los prendedores de tu pelo, algún ademán poco usado, el ruido casi imperceptible de tu caminar, las molduras de la puerta de tu casa. Luego, seguiré con la forma de tus dedos, el tenue color con que te gustaba pintar tus labios, o el modo como tomabas el lápiz al escribir. Más tarde, iré borrando de mí, las estrellitas de tus ojos y tu tristeza. Olvidaré tu voz, me desharé de tu figura, hasta que me seas indiferente como la vecina o al desconocido que va pasando bajo mi ventana. Por último, si, por último, desharé mi dolor y mi alegría y se quedará todo en silencio.

octubre 17, 2005

Razón y pasión

Me lo contaron ayer las lenguas de doble filo, que te casaste hace un mes y me quedé tan tranquilo. Otro cualquiera en mi caso, se hubiera echado a llorar, yo, cruzándome de brazos dije que me daba igual... Nada de pegarme un tiro ni liarme a maldiciones ni apedrear con mis suspiros las rejas de tus balcones. ¿Que te has casado? ¡Buena suerte! Vive cien años contenta y a la hora de la muerte, Dios ni te lo tenga en cuenta. Que si al pie de los altares mi nombre se te borró, por la gloria de mi madre que no te guardo rencor. Porque sin ser tu marido, ni tu novio, ni tu amante, yo fui quien más te ha querido y con eso tengo bastante. Y no le pido yo al cielo Que te mande más castigo ¡¡Que estés durmiendo con otro Y estés soñando conmigo!! Pues bien, el motivo de incluir estos versos en el presente blog, es solo para demostrar como ejemplo, que lo que realmente nos mueve son las pasiones. Hay poesía más sútil, narraciones menos directas, charlas con más rodeos, disertaciones aderezadas con profundos conocimientos, pero nadie escapa a esta dinámica. La razón amigos, establece una serie de conexiones lógicas para darle coherencia a lo ilógico. En fin, el wey que escribió los versos si que estaba dolido, obviamente no pensó en los cuatro pasos del método de Descartes. Y como dijera alguien, así es esto, las gelatinas a veces cuajan y a veces no y yo no se hacer gelatinas.

octubre 07, 2005

Mitómano

Siempre imaginé que las cosas que me habían pasado eran extraordinarias. Mi trayectoria de vida, apenas era superada por las epopeyas que había leído en los cuentos clásicos: Gilgames, Odiseo, Marco Polo. Vivía orgulloso de mi auto-leyenda. ¿Cuántas veces me deleité recordando lo que me pasaba cotidianamente? Sucesos que adquirían halos divinos, se mitificaban, se llenaban de héroes fantásticos, faunos y sirenas; el viejo charlatán se convertía en el sabio Tlacaélel. Ayer, caminando hacia el abismo al que me acerco a diario, de repente comenzó a llover. No era una lluvia común. Las gotas heladas y tristes, se adherían en mi cuerpo y me hacían pensar en todo lo acontecido. Luego vino una especie de vacío. Después, la necesidad de voltear hacia atrás, y, —aun sin aceptarlo— lo descubrí todo. Nunca habían existido esos lugares únicos, ni ogros, ni princesas encantadas, ni grutas de peligros y fabulosos tesoros. La montaña de la que estaba fascinado, apenas si era un montón de piedras con poca vegetación deslucida. Mi lugar especial, una esquina polvosa y gris. Mis travesías en unicornio, que antes sentía que bien pudieron admirar a Simbad el Marino, no eran más que el recorrido necio y monótono al colegio. Ahí no había nada digno de contar. Las calles desdentadas con hoyos por todos lados no podían ser caminos de plata. Y los fabulosos relatos que le daban vida a mi vida se deshicieron como castillo de arena ante la tormenta. Busqué algún consuelo: consuelo en el desconsuelo, fortaleza en los ladrillos derrumbados. Mas si seguía así, volvería a hacer lo mismo, edificaría un nuevo mito de mi derrota. No sabiendo como liberarme de este dilema, aquí me encuentro, con la mirada extraviada en el color amarillo de la pared, tratando de olvidarme por un momento del sentido de las cosas.